8:40 a.m.- Manejo en el anonimato de la calle. Los coches de mi carril se amarran y alcanzo a frenar. Una camioneta negra que viene atrás de mí me golpea y me impacta contra la parte trasera del vochito que tengo enfrente. Me asusto, veo humo que sale de mi cofre. Pienso: "¡ya valí, ya valió mi coche, las clases!".
Me bajo, los otros dos conductores se bajan. El hombre que causó el accidente se disculpa conmigo, le pasa unos billetes al conductor del vochito y éste se va. Llega un agente de tránsito. Nos pide licencias y tarjetas de circulación. Trato de ordenar mi mente y busco el teléfono de la aseguradora. Desde mi celular informo los hechos al ajustador. La llamada se corta por saldo insuficiente. Pido prestado un celular al agente de tránsito, me dice que no tiene crédito. Me lo presta el hombre que golpeó mi coche. Me llama la atención un detalle. Su enorme barriga está cubierta por una playera de Pearl Jam. Vuelvo a llamar al seguro. El agente nos ordena orillarnos para dejar de entorpecer el tránsito.
En un momento, estoy rodeada del ajustador, un valuador, un comandante de tránsito y del profesor Saturnino, el hombre que causó el accidente. El valuador me dice que el golpe no es grave. Pero para mí significa una ruptura y entorpecimiento en mis actividades.
En poco tiempo, ya estoy a bordo de una ambulancia, sujeta a una tabla sobre una camilla y un collarín duro sostiene mi cuello. Al llegar al hospital, me bajan de la ambulancia. Mi ángulo de visión se limita a lo que hay arriba y de reojo diviso a los lados.
CAMILLERO: (AL MÉDICO)
"Fémina con lesión en el cuello por accidente automovilístico. Signos vitales normales. Está consciente y estuvo deambulando. Presenta dolor en cabeza y cuello".
Dolor de cuello omnipresente desde aquel episodio. Resolución: Necesito un masajista de planta que me consienta todos los días antes de irme a dormir.
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